Artrosis de rodilla
¿Qué es y cómo se puede tratar?
La artrosis es considerada una enfermedad evolutiva, es
decir, que al igual que cuando estamos en las primeras etapa de la vida nuestro
cuerpo se está desarrollando y se producen multitud de cambios hasta llegar a
la edad adulta, una vez llegada a esta etapa nuestro cuerpo no sigue
evolucionando y se van deteriorando todas las estructuras por el uso y el paso
del tiempo.
La artrosis es la degeneración de los cartílagos
articulares. Los típicos sonidos que en muchas personas se escuchan cuando
hacen una sentadilla completa para coger algo del suelo, ese sonido es el
rozamiento de cartílago proximal con el distal. “A mí no me duele”, es lo más
escuchado después de escuchar el crujido de su rodilla. No duele porque los
cartílagos carecen de nervios sensitivos, pero con cada rozamiento que se
produce entre cartílagos los estamos
desgastando de forma más rápida a lo natural. Una vez que se gasten, ya no roza
cartílago sino que empieza a rozar hueso con hueso y los huesos sí tienen
nervios sensitivos gracias a la membrana que lo recubren (periostio) y por lo
tanto empiezan a doler y mucho. Pero aquí ya es muy tarde pues una vez que se
pierde el cartílago ya no se puede recuperar ni generar cartílago donde ya no
lo hay. Nuestra única arma contra la artrosis es la preventiva y una vez que
aparezca aliviar y evitar que la artrosis vaya a más.
Los dolores articulares, provocados por la artrosis, llevan
a una limitación del movimiento para aliviar el dolor. La inmovilización
prolongada de la articulación provoca una atrofia muscular de la zona y esto
agrava la artrosis pues no tenemos una musculatura fuerte que nos defienda la
articulación.
Inicia a
los 40 años de edad y se calcula que más del 80% de las personas mayores de 55 años
presentan cambios radiográficos con evidencia de artrosis de rodilla. Se ha
estimado que la incidencia se incrementará por el aumento de la esperanza de
vida y se ha identificado como una causa frecuente de utilización de los servicios
de salud en mayores de 65 años. El cuadro clínico de la artrosis de rodilla
incluye dolor crónico, acompañado de debilidad muscular e inestabilidad
articular, este cuadro se asocia a dependencia física y disminución en la
calidad de vida favoreciendo alteraciones del sueño, cuadros depresivos, sedentarismo,
obesidad, aislamiento social y polifarmacia con un importante impacto económicos.
¿Cómo
podemos prevenirla y/o tratar la artrosis de rodilla?
La solución
es haciendo ejercicio, vida activa y escuchando a nuestro cuerpo.
Escuchar a
nuestro cuerpo. Parece muy difícil esto de escuchar a nuestro cuerpo…. Pero no
lo es, simplemente nos hemos acostumbrados a ignorarlo pero nuestro organismo
nos está hablando constantemente de cómo nos encontramos e intuitivamente no
dice lo que necesitamos.
¿Cuántas
veces, sobre todo en deportistas, hemos sentido que el gemelo o algún músculo
nos empezaba a doler, sentimos que como se va volviendo cada vez más rígido y
sentimos como una pelota dura dentro del músculo? Las ocasiones son muchas y la
respuesta en la mayoría de las ocasiones es “Ah! Esto no es nada, yo sigo”
El cuerpo
no está avisando de que algo no está funcionando bien, cuanto más duela más
grave es. Por ello a través del dolor el cuerpo nos habla del estado en el que
nos encontramos, ignorar el dolor produce consecuencias mucho más graves y lo
que se podía haber curado en un par de días al inicio de la molestia se
convierte en un par de meses para volver a coger ritmo de vida o deportivo.
El ser
humano desde que empezamos a poblar la tierra siempre se ha desplazado de un
lugar a otro con el fin único de sobrevivir. Mientras más evolucionábamos,
menos nos movíamos hasta el punto de poder atravesar países sin apenas esfuerzo
físico y con los pasos contados para coger el coche, tren, avión…
La biomecánica
y anatomía del ser humano está diseñada para el movimiento, y cuanto menos nos
movamos más débiles nos volvemos y menos salud en consecuencias tenemos.
Por ello
hay que viajar, atravesar países, coger el coche… pero también hay que tener
una vida activa y para conseguirlo solo hay que andar, correr, jugar, volver
andar y seguir andando para mantener a nuestro cuerpo a buen estado y vivir más
tiempo y mejor.
Y en
cuanto a prevención de la artrosis de rodilla lo más aconsejado y efectivo es
hacer ejercicios fortaleciendo la musculatura colindante de la rodilla (flexores,
extensores, aductores y abductores de la pierna y cadera).
Isométricos:
son ejercicios de muy baja intensidad que nos sirve como primera fase para
fortalecer la musculatura que está muy débil por una atrofia muscular después
de una inmovilización prolongada.
Electroterapia:
se puede utilizar potenciadores para ayudar a recuperar una musculatura que
está por debajo de los niveles normales. Para saber si está o no una pierna por
debajo de lo normal debemos comparar con la pierna buena del
paciente/alumno/deportista.
Ejercicios
de fortalecimiento con pesas: Una vez que tengamos una musculatura en los
niveles normales y los ejercicios isométricos ya sean ejercicios que no
produzcan estímulos suficientes para mejorar, debemos empezar a potenciar con
movilización de cargar adicionales.
Importante
trabajar toda la musculatura tanto flexores como extensores para no provocar
una descompensación muscular que produzca otro tipos de lesiones.
Bibliografía:
- Álvarez-Nemegyei J, Esperon-Hernández R, Herrera-Correa G, Nu˜no-Gutiérrez B.Prevalencia e impacto funcional de las artropatías en adultos mayores. Rev Med Inst Mex Seguro Soc. 2006;44:403–7.
- Minesky A, Mazzuca S, Brand K, Perkins S, Damush T, Lane K. Effects of strength training on the incidence and progression of knee osteoarthritis. Arthritis Rheum. 2006;55:690–9.
- Barrera-Beltrán K, Chávez-Arias D, Diez-García M, Coronado-Zarco, León- Hernández y cols. Ejercicios isométricos de ángulo fijo vs ángulo variable en pacientes con osteoartrosis de rodilla. Acta Ortop Mex. 2004;18:1–5.
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